jueves, 3 de diciembre de 2015

Janela guaraní

-Ruth, Adiós se va a leer en Brasil y yo les mandé el texto lo más neutro posible, pero después me pidieron el texto con el guaraní, y les mandé y ahora quieren leer con el guaraní, y quieren que yo les grabe referencias, y vos sabés que yo no pronuncio bien. Les expliqué con vergüenza que no soy guaraní parlante, que entiendo pero no hablo y que armé las partes con ayuda de todos. Te tengo que grabar, por favor. Ya les mandé un video, pero quieren algo más concreto. ¡Ayuda!

Más o menos ese fue el pedido de socorro. Al día siguiente con el celular, uno "más babado" -calificación que hizo Ruth de mi teléfono corporativo- grabamos  la batería de audios para  Belo Horizonte.

De vuelta en casa me invadió otra vez el cuestionamiento sobre cómo es que no aprendo el guaraní o más bien cómo es que no me tiro a hablarlo aunque sea un poco. Ese guaraní que escuché toda la vida en casa de mi abuela, en Acahay (pero que no se hablaba en mi casa, aún cuando mi papá era un migrante campo-ciudad), el que usaban los adultos cuando se contaban secretos y que servía (según creían) para dejarnos excluidos.  Noté que siempre me lo presentaron como "distancia", como "muro", como "prohibición", como algo que no era mío, como algo de "los grandes". Algo que se tiene que "hablar bien o no se habla". Y crecí con una extraña fascinación por ese "secreto", por eso "ajeno", pero que sin embargo entendía y que podía sentir adentro (algo parecido me pasa muy inexplicablemente con los tambores del candombe, cuyo retumbar me hace llorar siempre, siempre, siempre).
Ese guaraní que me enseñaron en el colegio y en la facultad (razón por la cual  por lo menos lo puedo escribir precariamente) no me alcanza, solo evidencia mi cojera: soy una silla de tres patas. Puedo reírme del chiste o temblar ante el golpe del agravio, pero no puedo dar esa réplica picante o filosa cuando se requiere.  Así, muchas veces, tuve que quedarme callada en el móvil del diario escuchando los comentarios de los choferes, para finalmente muy pichada decirles:
-¿Eso piensan de mí?  o -¿Creen que porque no les contesto no entiendo?
Y poco a poco tuve que abrazar mi contradictoria condición de paraguaya que no habla guaraní; reconciliarme con la decisión de mis padres de callar ese idioma que trajeron del campo, pero que a ellos ya les prohibieron hablar. Asumí que era cosecha de la grieta. Soy un fruto injertado. Hay momentos históricos y culturales que se cristalizan en mí, en mis hermanos y  que marcaron a toda una generación de hombres y mujeres a los que se les había arrancado la lengua. Soy (y no). Estoy partida en dos. No soy bilingüe.
Y es así, que Adiós Rohejata es una muestra de esa dicotomía: Mi raíz, como las raíces de mi madre, de mi padre, de mis hermanos... está quemada. Yo sin haberme movido, soy una exiliada, una migrante, una expulsada de esa cultura que debia incluirme, que  tendría que haberme alimentado con su voz, con su dolor, con calor y su belleza. Estoy incompleta. Soy una penitente que duda cada vez que debe pronunciar algo frente a otros. Soy una ventana con rejas.
 Soy hija del desarraigo.





martes, 10 de noviembre de 2015

Hagamos


Un universo compactado. Esto es lo que se ve en esta foto de registro que hizo Clari (que tenía como fin mostrar el volumen de la escenografía reducida a su punto de partida: cajas plegadas).
La practicidad pudo contra la emotividad que pudo haber -en algún momento- desatado un suspiro. "Desarmemos todo", dijo la sobrina sin piedad. "Hagamos", contesté entonces. (¡¡¡Qué mucho que les pensé en ese momento a Adri Ovelar, a Ever y a Verita!!!).
Nuestra mudanza tenía que achicarse y (valga la redundancia) mudarse. En la labor nos embarcamos durante dos noches Clarisa, Hernán, Zorro, Pauli y yo (juntos y por separado, y en equipos mutables).
Adiós Rohejata agradece a Nhi Mu (a Selva Fox que acompañó la obra desde que estaba en el papel, que nos ayudó a recolectar, a armar la escenografía y hasta nos diseñó las luces) y que albergó durante mucho tiempo nuestras cajas en su máximo esplendor (y tamaño).
Gracias también al generoso amigo de Pauli que nos prestó la camioneta y que nos ayudó en los viajes hasta el espacio que no tiene nombre aún.
Y por último, gracias totales a los valientes Niqo, Pauli y Wolfi que están a la cabeza de un emprendimiento que suma una nueva opción al circuito artístico alternativo; y que tan generosamente nos abren ya la puerta de su casa. (Ya estrenaré "El Laberinto" y tendré tiempo sumarme a las mingas de limpieza).
Nuestro mundito cartenero (que creemos está estacionado) tiene ganas de volver a armarse y seguir en movimiento, en mudanza creativa constante.
-Hagamos (me dicen los nostálgicos).
-Hagamos (digo en medio de mis otros ensayos).
-Hagamos (repetimos con un colega director que también busca un momento para reprisar su obra).
Supongo que el coro de "hagamos" tendrá en su momento, su momento de ponerse en marcha.






jueves, 17 de septiembre de 2015

Proceso de des(dobla)miento


 
Desde la ventana de Mauri, una tarde de Adiós. Foto: Natalia Santos.


Jueves, interior noche, departamento.

 Ella/yo en el tiempo límite. Rindiéndose/nos/me ante la imposibilidad de escribir para un concurso que se postergó mil veces, como si estuviera esperando. Con la cabeza enredada en un "Hilo" que ya se vislumbra, pero que aún no está para la trama, ni para la hoguera. Simplemente no está listo. ¿Por qué? Porque todavía retumba el Adiós y las miles de correcciones escénicas que alguna vez se deben hacer, porque ella/yo lo vimos y nos atormentan. Porque es/fue/será un trabajo en proceso, mientras pueda escribirse/ensayarse/montarse/mostrarse. Tiempo, tiempo que latió y late. Mucho tiempo que comió, bebió, soñó y sufrió en una cabeza que no para¿ba?

Ella/yo buscando (en el ando ando) hallan (hallazgos del olvido-como ese atadito de dinero que escondemos y que se hace ver cuando más necesitabamos un respiro) un fragmento de algo que surgió cuando caminaba en la vereda de un proceso ajeno, un trabajo que nunca llegó, que se disolvió, que se quedó suspendido en el suspenso. Y Ella/yo leyó/í esas palabras, suyas/mías y se ajustaron/ajustan. Son la vorágine, son el dolor del pensamiento, son... eso que llega para mostrarle/te como en un sueño lúdico/lúcido que sabé/s en dónde está/estás; que sabé/s qué es lo que no sabé/s... Que tres años después, esas palabras que ella/yo/vos dedicó/dediqué/dedicaste a otras personas están ahí para que las leá/s. Porque el parto doloroso de otras, es tuyo, hoy.


 
 De algún momento en que miré el suelo... y me pareció un buen lugar. Foto: Natalia Santos.




 
HASTA

Hasta en el cementerio crece la hierba...
sudan las ramas, los yuyos, las flores.

Hasta en el infierno hay amores,
de esos que son turbios, duros, atroces.

Hasta en el grito hay un momento de silencio,
de respiro, de latido, de espera cansada y despierta.
Rasguño y herida, hambre y semilla, memoria y llanto

Porque la vida se alimenta de mierda,
porque la mierda es abono, porque el abono es suelo
y en el suelo -en el suelo de una- se piensa
El sueño no alcanza, la paz se escurre,
la rabia muerde sin dientes, con dolor, pero sin sangre...

Y si...

Y si el aire no me faltara
y si el dormir, morir
mi huida no fuera 

Mis pies en la tierra plantaría
Al árbol de mi nombre subiría
arrancaría la fruta de la memoria
la pulpa del recuerdo comería
para que en mis venas la historia
desatada en su enredo, corriera

NO

No quiero pasado pisado
quiero el presente presente,
ése preñado de futuro,
un futuro futuro, aunque sea
uno imperfecto, aunque sea uno

No pido dos ni siete, ni mil
uno, uno, uno, uno, uno
único y mío. 

Un mañana, un sol
un calor, un despertar, un abrazo,
un cartílago de oreja, un cerrar de círculo,
un abrir la ventana.

No espero ni tres, ni cien, ni un millón
una, una,una, una sola, sola y callada, una,
una falange de dedo, una punta de ovillo
una madriguera de ideas, una ebullición,
una jaqueca, una fiebre.

PERO...


Pero escupo y me voy
y vuelvo y me rindo
y lloro y cago y muero,
muero, muero de ganas
de ganas de vivir, de parir
y de seguir matando.


domingo, 13 de septiembre de 2015

Los Otros

Las miradas


El ensayo, según Clari Lezcano

 
El reconocimiento de la escena, según Selva Fox


El estreno, según Julio Callizo

Las cajas y las cosas, según Juanjo Ivaldi

Las escenas, según Dani González

Las palabras






 

Las repercusiones


http://www.lanacion.com.py/2015/06/07/adios-rohejata-teatro-que-mueve-profundidades/
http://www.tererecast.com/2015/06/08/resena-adios-rohejata/
http://www.abc.com.py/edicion-impresa/artes-espectaculos/adios-rohejata-una-obra-que-ahonda-en-recuerdos-1371877.html
http://www.abc.com.py/edicion-impresa/artes-espectaculos/historias-marcadas-por-las-despedidas-1374220.html



PD: Faltan unos mensajes al "inbox" con  pedidos de disculpas (e incluso felicitaciones) y unas rectificaciones que hubiese sido bueno (para todos los involucrados y para el ambiente artístico en general) que se publicaran en lugares visibles (como lo fueron en su momento las acusaciones). Pero esos escritos vamos a mantenerlos en privado, por pedido de la otra parte. Estas líneas solo quieren dejar constancia de su existencia.

lunes, 1 de junio de 2015

Mi caja de pandora



(Foto: Julio Callizo Wegener)

En 2013, de manera callada y con un grupo muy específico de personas, se empezó a gestar Adiós Rohejata. Sólo había un texto en prosa poética que hablaba de un despojo, de un adiós forzado, de una despedida que dejaba una ausencia cuyas repercusiones se sienten varias generaciones después. Era algo que tenía que ver conmigo, con mi familia y con lo que pasa con muchas familias paraguayas que desde hace décadas lidian con la migración y el desarraigo.
Había abierto mi caja de recuerdos, una cosita de cartón que tenía miles de chucherías, de cartas, de fotos, de llaveros con llaves que ya no abrían lugares que alguna vez sentí míos. Había algo que pulsaba en mi pecho, algo que quería decir con todas mis fuerzas.
 En octubre de ese año, eso que iba tomando forma en mi cabeza generaba tantas inquietudes que decidí ir a ver teatro  a Buenos Aires al FIBA. Me quedé en casa de una amiga entrañable que me escuchaba, que leyó mis primeras notas. Con su ayuda y la de otras personas busqué libros que hablaban sobre lo íntimo, sobre la construcción de la memoria, sobre los recuerdos, sobre la idea de partir para crecer, para mirar hacia adelante (aún cuando no sea una ida física). 
A varias personas de mi entorno empecé a hacerles escuchar canciones que sonaaaaban mi cabeza, les mostré fotos, videoclips de los 90.  Llegó la canción de Quemil Yambay para retumbar;  la había traído Hernán en un momento de búsqueda suya, queríamos hacer y decir cosas, y nos encontramos sin pensar en una búsqueda similar...  Un día me doy cuenta que el proceso no tenía marcha atrás, le hablo a Mauri y le digo… “Veo una casa que se desarma, una casa que son los recuerdos, una foto, algo que es para guardar”.  Le muestro videos… de esos que tanto veíamos los de mi edad en MTV, Torn de Natalie Imbruglia, Thank you de Dido, más tarde (y de la mano de Ariel, otro de los involucrados, llega Little Boxes de Walk Off The Earth y su universo de cartón). El crea todo un universo sobre eso.
 Empezamos a producir un teaser, para poder hacer visible una idea que aún estaba en gestación, algo que pudiésemos mostrar a las empresas en búsqueda de posibles auspicios para algo que parecía era un sueño inmenso y que necesitaría una financiación importante.
En diciembre de 2013 –y con mucha ayuda de los amigos y el dinero de mi aguinaldo- grabamos un material con el elenco que tenía en mi cabeza por aquel entonces.  Ya estaba instalada la idea de la mudanza, del armar y desarmar espacios, del instagramear, de proyectar imágenes.  Poco después convoqué al equipo con el que quería trabajar, les leí mi texto, el que finalmente nos sirvió de guía en la búsqueda de Adiós Rohejata.  Hasta presenté el proyecto a un Centro Cultural, que me dio respuesta los primeros días de enero de 2014. La obra ya tenía sala, pero el grupo humano involucrado y yo habíamos iniciado un proceso para otra pieza teatral. Eso, la necesidad de someterme a una operación de vesícula, el embarazo de una de las actrices... hizo que entre abril y mayo de 2014 empezara a dudar sobre mis fechas y que finalmente decidiera postergar el estreno que debía darse en setiembre de 2014.  Comuniqué la suspensión en junio.
Durante todo ese tiempo (y desde antes) para canalizar la ansiedad del proceso creativo empecé a tomar fotos con mi celular y a escribir un blog de notas que compartí con los amigos (aún cuando el blog es público, no le hice publicidad). Registré mis viajes, mis vivencias, mis dolores, mis recuerdos, mis angustias, mis alegrías, mis descubrimientos.  La caja de recuerdos, la mudanza, impregnaba todo en mi cabeza.  Mis fotos de referencia iban y venían en un grupo que armamos para trabajar en Facebook. 
Los compañeros de “En borrador…” viajaron; y poco antes del viaje, compartieron una imagen:  Una pareja en medio de cajas, era la obra de un grupo europeo. “Usan cajas también, me quiero morir”, le dije a alguien.  “Qué pavada decís, los elementos se repiten, en el arte no hay ya nada nuevo”. Me sentí boba, sí, porque sabía que era verdad, que yo no iba a contar nada nuevo, solo algo humano que se repetía desde siempre: la despedida, la separación, la búsqueda, el viaje que hacemos todos hacia nosotros mismos.  Y seguramente las formas y disparadores también venían del imaginario colectivo.  Entré a Google y me reí, había cajas por todo el mundo, en tantas obras y contextos, tantas veces utilizadas que yo tuve vergüenza de mi simpleza, de mi miedo.  También vi cajas en el ámbito local (me gusta ver teatro y danza, de hecho he escrito comentarios como periodista sobre varios espectáculos). Ante mis posibles temores siempre resonaba “en el arte no hay ya nada nuevo” y me calmaba. Seguí investigando, sola y en compañía de otras personas todo el tiempo.
Cuando retomé el trabajo que ya guardaba mayor relación con la obra en sí, y ante idas y venidas de gente que originalmente iba a ser parte de la obra (tuvimos muchos adioses en el medio), me encontré con maravillosos profesionales que le dieron su mirada y su impronta al concepto original.  Gente que no sólo le pone sus conocimientos, sino que además entrega su corazón cuando crea.  En compañía de ellos –que se suman de manera cooperativa, o sea a riesgo de taquilla- seguimos el camino, juntando cajas (que son parte íntima de nuestro concepto), armando espacios, videos, pensando en vestuarios, en música…  GRACIAS A TODOS ELLOS por creer, por sentir, por vivir, por dar forma y alma a Adiós Rohejata.
Adiós Rohejata llegó a escena después de un camino muy sincero de elaboración.  Hicimos un trabajo muy arduo de producción (marcado por muchos "no"), una tarea realizada de manera independiente (las ayudas oficiales otorgadas nada tienen que ver con el dinero).
Antes del estreno, debido a lo documentado que está nuestro trayecto creativo y a los amigos que nos hicieron el contacto, recibimos una invitación a Salta.  Un precioso centro cultural con sala propia nos invita a ir con el trato 70/30 de boletería (sí, ellos son independientes también y tampoco tienen dinero para pagarnos traslado y viáticos). Por eso, buscamos ahora la manera de llevar nuestras cajas, de pagar nuestros pasajes, de seguir nuestra mudanza.
Este fin de semana volvemos a escena, en el CCPA (que nos apoya). Invitamos al público, a los colegas, a los amigos, a la gente de prensa, a los artistas de todas las áreas a vernos, a mirar nuestra labor, a descubrir eso que estamos haciendo con esfuerzo, con responsabilidad, con verdad, de manera abierta (porque incluso nuestro proceso creativo estuvo a la vista de todos) y sobre todo con amor.  Adiós Rohejata, es un trabajo que a mí a y a todo el equipo nos late en el corazón.

  

 



miércoles, 8 de abril de 2015

El arte de recibir...



 Interior noche.

Domingo de Pascuas. En casa, sin viaje de Semana Santa (hubo un paréntesis para ver a mamá, para jugar al "Hola Miaumiau" con mis sobrinas, porque no sólo de chipa vive esta chica).  En tareas varias con la señorita Pauli que es la que me ayuda a poner las cosas en su lugar en el proceso de Adiós Rohejata.
"El mareo" en el celular. Gustavo Cerati y Bajofondo avisando que Nata quiere hablar conmigo.

-Qué hacés
-Acá trabajando con Pauli, vos?
-Sabés que en Azara y Tacuary hay unas cajas súper lindas.
-Azara y Tacuary
-Sí, ya le hablé al señor y dijo que se pueden ir a buscar ahora mismo.
-Bueno... voy a ir a mirar.
-Dale.

Pauli me mira...

-¿Qué pasó?
-Unas cajas hermosas en Azara y Tacuary... No sé, voy a ir a mirar.
-Ok. Me voy a mi otra reunión y hablamos más tarde.



Agarro la bolsa de Nueva Americana más grande que tengo en casa, unas monedas (porque es medio tarde y no quiero caminar solita por microcentro), levanto el brazo ante el primer bus que va derecho y subo. Después de caminar dos cuadras me encuentro con las cajas. Me río. Me doy cuenta que Nata obvió un detalle, necesito un camión para llevar todo lo que hay. Me acerco. Saludo a un señor que me mira, le aviso que voy a llevar unas cajas. Me siento sobrepasada por el espectáculo. La vereda está atestada de cartón sin marcas, son cajas de la zapatería Lambertini que se muda a Sajonia (me cuentan ahí). Entro al whatsapp manifiesto mi asombro, comparto la foto, pido auxilio... emoticones.  Vuelvo a casa. Envío la foto a Ade, para reírnos de mi locura. Me llama.

-¿En dónde están?
-En Azara y Tacuary. Traje 8, es todo lo que pude cargar.
-Voy a llamarle a un socio.
-¿A quién vas a llamar?
-Vení a casa. Voy a llamarle a un socio que nos va a ayudar.

Camino las pocas cuadras que nos separan. Nos reímos. Me dice que el amigo en cuestión viene "sin corte", me dice un apodo que suena a japonés y que no recuerdo. Llega él, nos decimos "Hola", vamos al punto geográfico en cuestión. Bajamos y empezamos la tarea. Sale un señor, pregunta para que queremos eso. Ade le explica que es para una obra de teatro. Seguimos cargando hasta que el auto está repleto. Suspiramos. El señor ofrece su altillo para guardar más "porque mañana ya no va a estar más el cartón".  Agradecemos y nos vamos.

El portero de mi edificio me mira sin entender.

-Juan, me volví cartonera.
-E´a. Y bueno, algo hay que hacer para sobrevivir.

Nos reímos.  Adelaida y el amigo generoso (y desconocido para mí) me ayudan a cargar todo en el ascensor, descargar todo del ascensor, ingresar todo a mi sala.

-Millón gracias. Millón en serio.

Hablamos un poco más, de dieta, de locuras, de esas cosas de amigas.  Mientras acomodo lo mejor que puedo el mundo cartón, llama Selva.

-¿Qué estás haciendo?
-Estoy arreglando unas cajas, que junté en la calle y no sabés hay muchísimas todavía y...
-Vamos en el auto.

Viaje 3 (jajaja, me salió a lo Nhi-Mu). Selva al mando del descapotable ruidoso. Misma dirección, sonrisas a la misma gente. Mismo proceso. "Es para una obra de teatro", explicación reiterada.
-Espero que Adri quiera usar estos cartones, o estoy frita.

-Sí, te van a servir.
-Ya está bien. Vamos.
-Podemos llevar más.
-No, dejá. Que lleven los cartoneros de verdad.

Reingreso al lobby con más cajas aún. Juan ya no puede creer. Sonreímos. Ya no explico nada. Dentro de mi sala, una torre de Babel, tan bíblica y tan acartonada que hasta congela. Una instalación postmoderna, producto de las necesidades artísticas del siglo XXI.

Interior tarde.
 En casa de Adri, la escenógrafa que se suma a la aventura. Me muestra su propuesta.

-No  pude despegarme de las cajas, así es el concepto.

Me río.

-Antes de que sigas, por favor te quiero mostrar algo.

Le muestro la foto

-¿Tenés todo eso?
-No, pero tengo muchas... muchas... ¿Podemos trabajar con esto?
-Podemos.

En la pantalla de su compu, un mundo para Adiós Rohejata. Cajas, cartón. Cajas. Sonrío muy adentro, muy hondo, muy callado. Estoy haciendo teatro cartonero. El Negro (con ayuda logística de Lamiga y Mauri) me entregó un universo de embalajes con el que ya estoy ensayando, con el que ya estamos creando "...y encima de rebote soy la alternativa ecológica/reciclando lo que todos tiran" (como diría Ataque 77). La gente sueña conmigo (¡¡¡y qué gente señoras y señores!!!), sueña mis sueños, aún cuando lo único que tengo (hasta ahora) son sueños (cajas) y trabajo. Me hallo. #nosestamosmoviendo #hacemosteatroenpy


sábado, 28 de marzo de 2015

Decir algo...

Foto: Natalia Santos con tratamiento Lomogram

Lluvia... compañera.
desorden...

Enciendo la computadora y empiezo a trabajar en lo que trabajo todos los días...
subo noticias, veo el pronóstico del tiempo, busco una foto. Me detengo y miro.
Alrededor un caos pequeño. Tazas en las que aún quedan los sobrecitos de té, guampa con yerba, el plástico de los helados, jarra con un poco del agua que quedó, mis dibujos en hojas arrancadas de una agenda, un libreto, una cafetera que jamás funcionó, lápices de color.... Cada cosa fue tocada por alguien en la semana, alguien que vino a mi mesa a compartir mi adiós.

Lluvia.... compañera.
desorden...
 un poco de soledad... supongo
y... silencio... sí.

Con una cabeza llena de preguntas, comienzo el día... y espero respuestas que tal vez no lleguen hoy, que tal vez no lleguen mañana, que tal vez no lleguen... Espero algo.

"And I, I'm feeling so small
It was over my head
I know nothing at all" (SAY SOMETHING)




jueves, 19 de marzo de 2015

Chau...

Chau orden...
Chau paz...
Los platos se acumulan en la pileta de la cocina. Las bananas se enegrecen al lado de la licuadora... los hongos secos olvidados en el agua tibia ya tienen espuma... Ya no hay tiempo para arreglar la cama... y hasta se deshidrató la suculenta que tenías en el balcón (PERO COMO SI ES CASI UNA TUNA). No hay jabón líquido para el lavarropas, el champú que es dos en uno (porque tiene acondicionador incluido), ahora también ya es gel de ducha. El menú del día es Alpino, pomelo, kaí ladrillo y chipa... Estás con "libretita" en tu lugar de trabajo... porque comprás al por mayor pantalones de lycra amplios con gomas en la cintura y que no se tienen que planchar de una compañera que te dice "pagame cuando tengas". Cualquiera que te mire puede llegar a pensar que acabás de divorciarte, que te quedaste viuda o que vivís una depresión postparto. Pero te brilla algo... entonces dudan y preguntan:
-¿En qué andás?
-En una obra de teatro.
Todos se quedan mudos... y escuchan cuando les pedís que te sigan en el twitter, en el facebook, en el instagram, en el tumblr, en el... (en fin en todas las redes) porque es importante para que consigas auspicios y público. Te olvidás de vos (por consiguiente te olvidás de todo y de todos los que no viven contigo este trance. Te olvidás de hasta de los que más querés y después bueno... tendrás que hacerte cargo de los reclamos, de los vacíos... de todo eso). Tenés todas tus horas ocupadas con ensayos, reuniones, con charlas de "qué puedo hacer si", y pensamientos obsesivos con cajas, vestuarios, música, con imágenes, (con conseguir plata), con agendas que tratás de cumplir, con gente que llega, con gente que se va... y "esta vida que me alcanza".

Vivís en Paraguay... y hacer arte es para muchos... eso que "hacés para perder tu tiempo (y tu dinero)"... o eso que es "para relajarte en tu tiempo libre y conocer amigos"... Y te reís... para vos es eso que no te deja respirar, que hace que te levantes de madrugada porque soñaste con una escena, que te mantiene despierta porque estabas escribiendo ese otro texto para una actriz amiga (que hacía que tu cabeza no explotara) y te QUEDASTE EN BLANCO/EN BLANCO/ENBLANCO/BLANCO... y tenés que entregarlo

Y te sentás frente a la compu una vez más y hacés CATARSIS, en la espera de las palabras... En la espera de un poquito de certeza... pero en el fondo, fondo, fondo... sabés que lo que hacés te hace morir... y por eso te das cuenta que sentís... te hace avanzar, te hace... en fin...VIVIR.

"Intenté que algo valiera la pena
No puedo conseguir, cambiar ni corregir
Lo que me corre en las venas" (NO TE VA A GUSTAR)


Chau orden...
Chau paz




jueves, 12 de marzo de 2015

Grabando...


Foto: Natalia Santos con tratamiento Lomogram.

Un riquísimo feijao a la "carbonada" (no carbonara... el preparado de porotos negros se ahumó ligeramente por la rápida inducción de esos nuevos aparatos tan útiles para los tiempos modernos, pero tan independientes en cuanto a su precisión cocinística), de las manos de Mauri. Hablar, hablar, hablar... como si las palabras curaran todo (aunque cuestionamos el psicoanálisis con todas las fuerzas de nuestras lenguas).  Hablar como si las palabras pudieran realmente dejar en claro lo que hay en el corazón. Hablar, hablar, comer, mirar, suspirar, hablar, hablar, hablar, alimentar el alma.
- ¿Me vas a ayudar a resolver mi teaser?
-Sí, ¿querés jugar ya ahora?
-Sí, vamos.
Una caja, objetos varios, cartulina, el concepto (una ausencia evidenciada, un adiós arrancado con fuerza), la cámara, el guión que finalmente no se escribió. El cúter, la ventana, una silla, una lámpara, una foto robada a Nata, la canción en la voz de Hernán para ver si se nos venía la luz.
- Qué hace mucho que no jugábamos así. A hacer nomás.
-¿Verdad? Vamos a probar.
- Ok.
- Me parece que voy a querer un proyector. Llamale a Ariel.
Armadas y desarmadas, planeamientos, comentarios, el alumbrado público que jugaba al Korekogua. Karen (con su compu y trabajando sin parar), el tereré, la idea de comer algo más tarde. Una caja, la caja, el recuerdo/concepto, el recuerdo que se estaba gestando en ese momento.
-¿Te acordás cuando te dije que te amaba pero que no te aguantaba? Fue en tu casa.
-Me dijiste "Te quiero pero no te soporto" y fue en la calle.
Risas. Esas risas que nos dicen que estamos hermanados. Que mi sueño le contagia y que puede soñar conmigo.
-Sí, te dije "Te quiero pero no te soporto".
Llegó de vuelta la mesa, la comida/comunión (curry y arroz, un plato muy espiritual convengamos) se reiteró el mismo pedido de casamiento de siempre ("como quiero para mi marido guapito que cocine rico, cambie los focos y me haga mis teasers") y seguimos jugando... (en tiempos verbales entreverados) mientras que en la mente de todos y cada uno (memoria colectiva?) se iba grabando nuestra(s) vida(s)...



domingo, 8 de marzo de 2015

Retrato



Hernán Melgarejo, Nata Alvarenga.
 Improvisación de movimiento con Natalia Aldana.
 Foto: Natalia Santos, con el Lumia y Lomogram.

Un rostro, dos...

Un momento. Un recuerdo. Un adiós.



"Y en la distancia te puedo ver
cuando tus cuando tus fotos me siento a ver" (JUANES/NELLY FURTADO)





retrato
nombre masculino
  1. 1.
    Representación de una persona en dibujo, pintura, escultura o fotografía.
    "varios pintores hicieron retratos de la reina; guarda los retratos en un álbum"
    • retrato robot
      Retrato de una persona desconocida que se hace a partir de las explicaciones o señales dadas por otras personas que la han visto.
      "la policía confeccionó el retrato robot del sospechoso"
      sinónimos:fotorrobot
  2. 2.
    Descripción detallada de alguien o de algo.
    "en la película se hace un retrato de la miseria en la posguerra"
  3. 3.
    ser el retrato
    Expresión que se utiliza para indicar que una persona se parece mucho a otra.
    "es el vivo retrato de su padre"

jueves, 5 de marzo de 2015

Cajas

Foto: Natalia Santos con el Lumia de siempre y Lomogram.

Poner la vida en cartón
 y llevártela hacia adelante, 
hacia lo incierto, 
hacia lo que será...

"Where they were put in boxes
And they came out all the same"

 (MALVINA REYNOLDS versión WALK OFF THE EARTH)

martes, 3 de marzo de 2015

El cuerpo (del Adiós)

Lunes, miércoles y viernes.
Con la música que sale del iPod de Aldana.
Sobre el piso de la Llanes.







 Me alejo y miro...
(con mi Nokia Lumia)

Sudor y lágrimas.
Estamos partiendo.   
Partiendo el cuerpo.
 Partiéndonos.
  Dejando.
 "El verdadero cuerpo es un cuerpo partido. (...) Abrir es romper. (...) Todo sueño es un combate; lo posible que hace frente a lo real, abruptamente (...) Carne desgarrada, espírtu partido, habla entrecortada. La verdad es un cuerpo roto...",  dice EL CUERPO DEL AMOR, de Norman O. Brown. (Lectura que acompaña a mi cabeza cuando necesito salir de Adiós Rohejata).

 
"Allez vous en monsieur
Non, j’ai plus de pitié
Oui quand je veux, je veux donner
Adieu… "
(ADIEU, de ZOE)