miércoles, 8 de abril de 2015

El arte de recibir...



 Interior noche.

Domingo de Pascuas. En casa, sin viaje de Semana Santa (hubo un paréntesis para ver a mamá, para jugar al "Hola Miaumiau" con mis sobrinas, porque no sólo de chipa vive esta chica).  En tareas varias con la señorita Pauli que es la que me ayuda a poner las cosas en su lugar en el proceso de Adiós Rohejata.
"El mareo" en el celular. Gustavo Cerati y Bajofondo avisando que Nata quiere hablar conmigo.

-Qué hacés
-Acá trabajando con Pauli, vos?
-Sabés que en Azara y Tacuary hay unas cajas súper lindas.
-Azara y Tacuary
-Sí, ya le hablé al señor y dijo que se pueden ir a buscar ahora mismo.
-Bueno... voy a ir a mirar.
-Dale.

Pauli me mira...

-¿Qué pasó?
-Unas cajas hermosas en Azara y Tacuary... No sé, voy a ir a mirar.
-Ok. Me voy a mi otra reunión y hablamos más tarde.



Agarro la bolsa de Nueva Americana más grande que tengo en casa, unas monedas (porque es medio tarde y no quiero caminar solita por microcentro), levanto el brazo ante el primer bus que va derecho y subo. Después de caminar dos cuadras me encuentro con las cajas. Me río. Me doy cuenta que Nata obvió un detalle, necesito un camión para llevar todo lo que hay. Me acerco. Saludo a un señor que me mira, le aviso que voy a llevar unas cajas. Me siento sobrepasada por el espectáculo. La vereda está atestada de cartón sin marcas, son cajas de la zapatería Lambertini que se muda a Sajonia (me cuentan ahí). Entro al whatsapp manifiesto mi asombro, comparto la foto, pido auxilio... emoticones.  Vuelvo a casa. Envío la foto a Ade, para reírnos de mi locura. Me llama.

-¿En dónde están?
-En Azara y Tacuary. Traje 8, es todo lo que pude cargar.
-Voy a llamarle a un socio.
-¿A quién vas a llamar?
-Vení a casa. Voy a llamarle a un socio que nos va a ayudar.

Camino las pocas cuadras que nos separan. Nos reímos. Me dice que el amigo en cuestión viene "sin corte", me dice un apodo que suena a japonés y que no recuerdo. Llega él, nos decimos "Hola", vamos al punto geográfico en cuestión. Bajamos y empezamos la tarea. Sale un señor, pregunta para que queremos eso. Ade le explica que es para una obra de teatro. Seguimos cargando hasta que el auto está repleto. Suspiramos. El señor ofrece su altillo para guardar más "porque mañana ya no va a estar más el cartón".  Agradecemos y nos vamos.

El portero de mi edificio me mira sin entender.

-Juan, me volví cartonera.
-E´a. Y bueno, algo hay que hacer para sobrevivir.

Nos reímos.  Adelaida y el amigo generoso (y desconocido para mí) me ayudan a cargar todo en el ascensor, descargar todo del ascensor, ingresar todo a mi sala.

-Millón gracias. Millón en serio.

Hablamos un poco más, de dieta, de locuras, de esas cosas de amigas.  Mientras acomodo lo mejor que puedo el mundo cartón, llama Selva.

-¿Qué estás haciendo?
-Estoy arreglando unas cajas, que junté en la calle y no sabés hay muchísimas todavía y...
-Vamos en el auto.

Viaje 3 (jajaja, me salió a lo Nhi-Mu). Selva al mando del descapotable ruidoso. Misma dirección, sonrisas a la misma gente. Mismo proceso. "Es para una obra de teatro", explicación reiterada.
-Espero que Adri quiera usar estos cartones, o estoy frita.

-Sí, te van a servir.
-Ya está bien. Vamos.
-Podemos llevar más.
-No, dejá. Que lleven los cartoneros de verdad.

Reingreso al lobby con más cajas aún. Juan ya no puede creer. Sonreímos. Ya no explico nada. Dentro de mi sala, una torre de Babel, tan bíblica y tan acartonada que hasta congela. Una instalación postmoderna, producto de las necesidades artísticas del siglo XXI.

Interior tarde.
 En casa de Adri, la escenógrafa que se suma a la aventura. Me muestra su propuesta.

-No  pude despegarme de las cajas, así es el concepto.

Me río.

-Antes de que sigas, por favor te quiero mostrar algo.

Le muestro la foto

-¿Tenés todo eso?
-No, pero tengo muchas... muchas... ¿Podemos trabajar con esto?
-Podemos.

En la pantalla de su compu, un mundo para Adiós Rohejata. Cajas, cartón. Cajas. Sonrío muy adentro, muy hondo, muy callado. Estoy haciendo teatro cartonero. El Negro (con ayuda logística de Lamiga y Mauri) me entregó un universo de embalajes con el que ya estoy ensayando, con el que ya estamos creando "...y encima de rebote soy la alternativa ecológica/reciclando lo que todos tiran" (como diría Ataque 77). La gente sueña conmigo (¡¡¡y qué gente señoras y señores!!!), sueña mis sueños, aún cuando lo único que tengo (hasta ahora) son sueños (cajas) y trabajo. Me hallo. #nosestamosmoviendo #hacemosteatroenpy


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